2 de octubre de 2017

Cerca del Ocaso de las Pléyades
En la Antigüedad eran tantos los sistemas cronológicos con los que se podía medir el paso del tiempo que realmente debió ser un alivio para historiadores y cronistas la fijación del calendario occidental de manera definitiva con la fecha en la que nació Jesús de Nazaret.

Antes de ese decisivo momento, Juegos Olímpicos u otras festividades religiosas similares, fundaciones de ciudades, años en los que se mantuvo en el poder un determinado monarca o magistrado, acontecimientos de importancia internacional como la caída de Troya o episodios mitológicos como el Diluvio Universal habían sido utilizados para fijar el inexorable paso del tiempo.

Si bien es cierto que muchas de estas fechas podrían ser discutidas por existir varias tradiciones derivadas, en parte, de la tentación del historiador de juntar diferentes episodios históricos en un mismo momento cronológico, lo que es innegable es el paso del tiempo en sí.

Aún hoy, dónde gracias a la contaminación, el clima es, generalmente, mucho más estable (al menos en el Mediterráneo) y el calentamiento es una constante global en el planeta, es un hecho irrebatible que hace más frío en invierno que en verano (al menos en nuestras latitudes y hemisferio).

En la Antigüedad, a pesar de todas las eras existentes y los distintos métodos para medir los tiempos, las estaciones serían mucho más marcadas y se buscaba en el cielo lo que ahora miramos en el móvil. El Ocaso de las Pléyades era un fenómeno astronómico que marcaba el inicio del duro invierno y es una de las pocas referencias cronológicas de carácter astronómico que disponemos para la epopeya de Haníbal contra Roma.


Por ello, tomamos prestada esta referencia astro-cronológica, no tanto para hablar del tiempo en la Antigüedad sino para anotar que acontecimientos nos deparará la Academia en el futuro y evaluar algunos de los eventos más importantes del más reciente pasado.

No será solamente un lugar para comentar nuestra apretada agenda sino más bien describir estos eventos y, siempre que tomemos parte en ellos, definir nuestra participación y como fue su desarrollo. No es nuestra intención darnos importancia o propaganda, por lo que si organizáis algún evento relacionado con la Arqueología o la Historia Antigua, poneos en contacto conmigo para buscar un hueco en nuestra agenda de eventos científicos.

Acompañadme a un lugar recóndito, sin contaminación lumínica ni demasiado estrés, para ver lo que el futuro le depara al pasado.

Arqueólogo e historiador especializado en el período bárquida.

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